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Mi Voz

El cayuco de la muerte

Ya hace cerca de 2 años que el Gobierno del señor Rodríguez Zapatero, promovido por el ministerio del señor Caldera, inició un proceso extraordinario de regulación de inmigrantes ilegales.

Algunas voces se alzaron para señalar dos datos fundamentales: el peligro de provocar un grave efecto llamada. Por otro lado, que era una norma que iba en contra de la legislación de la mayoría de los paises de la Unión Europea.

Dos años después los efectos son tremendos: El efecto llamada se ha producido y es continua la llegada de inmigrantes ilegales a las costas españolas. En este verano es terrible la situación creada en las islas Canarias, con una auténtica invasión de cayucos desde las costas de Mauritania, que ha desbordado todas las capacidades de acogida y atención de Canarias.

En consecuencia, el número de ilegales que hay en España, es igual o superior al que había antes de que el Gobierno del PSOE iniciará el proceso de regulación.

Pero lo peor son los muertos. Aquellos de los que nunca sabremos, por que el océano Atlántico será su tumba anónima. Otros, como los pobres hombres que murieron ayer totalmente abrasados en el cayuco de la muerte, en el que exploto un hornillo de gas.

No quiero imaginar los horribles momentos que tuvieron que vivir los 6 hombres que no murieron de forma inmediata, con todo su cuerpo abrasado y lanzando a sus 11 compañeros ya muertos por la borda.

Al final todos murieron y su dolor anónimo debe llevarnos a recapacitar y a pedir responsabilidades, aunque sean morales.

Espero que sus gritos horribles resuenen en las noches de insomnio a todos aquellos que tomaron alguna decisión o hicieron alguna acción que llevo a estas 17 pobres personas a la muerte.

Descansen por siempre en Paz

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